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jueves, 8 de noviembre de 2012

LOS CASTIGOS FÍSICOS AUMENTAN LA AGRESIVIDAD




Los niños a los que se castiga físicamente se vuelven más agresivos y pueden sufrir problemas de desarrollo intelectual, es la conclusión de un estudio que publica la Revista de la Asociación Médica Canadiense. 

Tras analizar investigaciones realizadas durante los últimos 20 años sobre castigos corporales, la doctora Joan Durrant, del Departamento de Ciencias Sociales de la Familia de la Universidad de Manitoba, y Ron Emson, del Hospital Infantil del Este de Ontario, observaron que hay un aumento en la agresividad hacia padres, hermanos y otros niños, y después a sus parejas, por parte de quienes en la infancia son castigados con golpes.

"Virtualmente sin ninguna excepción, estos estudios revelaron que el castigo físico está asociado con mayores niveles de agresión. El castigo corporal tiene un efecto causal directo en la exteriorización de comportamiento, ya sea a través de una respuesta reflexiva al dolor, modelización (se alienta un tipo de comportamiento con el ejemplo) o procesos familiares coercitivos", dicen los investigadores. 

El estudio también indica que el castigo físico está asociado con problemas mentales como depresión, ansiedad y el consumo de drogas y alcohol. Una teoría es que el castigo físico puede cambiar áreas en el cerebro vinculadas al rendimiento en pruebas de coeficiente de inteligencia y aumenta la vulnerabilidad de la dependencia de drogas y alcohol.

Investigadores de la Universidad de Londres, en un estudio anterior publicado en Current Biology, ya habían señalado que los niños expuestos a violencia intrafamiliar o abuso muestran cambios en sus cerebros parecidos a los de soldados que han participado en combates.

martes, 6 de noviembre de 2012

¿ POTITOS?


Los potitos constituyen una alimentación complementaria a la lactancia, que se introduce a partir del cuarto o sexto mes del niño, con el objeto de completar el aporte de energía y nutrientes que requiere el bebé. 


Además, estas papillas ayudan a que el niño descubra nuevos sabores y aprenda a masticar y tragar. Cumplen su función, porque facilitan la administración rápida y cómoda de alimentos nutritivamente interesantes para el bebé. 

A la hora de elegir entre potitos caseros o industriales puede ayudarnos el estudio realizado por el Hospital La Fe de Valencia y la Universidad de Murcia. Su conclusión es que los industriales y los caseros contienen un valor nutricional semejante.

La investigación ha analizado las posibles diferencias entre los potitos industriales y los purés caseros utilizados para la alimentación infantil, que concluye que no existen divergencias importantes entre ambos productos.

Proteínas, sodio y grasas

Respecto a las diferencias proteicas detectadas, el informe sostiene que dependen de la variedad cárnica empleada o a la cantidad añadida a la fórmula. En el sodio, los investigadores explican que depende de la formulación y de la cantidad de sal añadida, por lo que en el caso de los purés caseros se corre el riesgo de sobrepasar las concentraciones de sodio recomendadas ya que en la mayor parte de las ocasiones se añade sal "a ojo" o dependiendo del gusto de los padres.

En cuanto al contenido en grasas, las cantidades encontradas tanto en los potitos industriales como en los purés caseros es muy similar, aunque algunas marcas refuerzan el contenido en ácido linoleico y linolénico con la incorporación de aceites de semillas.

Los investigadores recuerdan que en el periodo comprendido entre los cuatro y los seis meses de vida del niño se produce su maduración digestiva, renal y del sistema inmunitario y el hecho de ofrecerles papillas muy dulces o saladas pueden influir posteriormente en sus preferencias.

Desde los cinco o seis meses se debe comenzar a incluir en la dieta del menor alimentos ácidos de forma progresiva.