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martes, 16 de febrero de 2010

::::::: LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA INFANCIA: EDUCACION, FAMILIA Y ESCUELA ::::::


::::::: LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA INFANCIA:
EDUCACION, FAMILIA Y ESCUELA ::::::
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Autora: Verónica Gea Rodríguez. Psicóloga Col. GR-04669 - Granada -
1. LAS EMOCIONES EN LA INFANCIA (cómo se desarrollan)
Grandes filósofos, entre ellos Platón, ya hablaban de la Educación como medio cuyo fin era proporcionar al cuerpo y al alma toda la perfección y belleza de que una y otra son susceptibles. Así, desde este punto de vista, podríamos definir la Educación como la suma total de procesos por medio de los cuales un grupo social transmite sus capacidades y poderes reorganizando y reconstruyendo las emociones para adaptar al individuo a las tareas que desempeñará en el proceso psicológico a lo largo de su vida (desde la infancia hasta la senectud).
La Inteligencia Emocional, como toda conducta, es transmitida de padres a niños, sobre todo a partir de los modelos que el niño se crea. Tras diversos estudios se ha comprobado que los niños son capaces de captar los estados de ánimo de los adultos (en uno de estos se descubrió que los bebés son capaces de experimentar una clase de angustia empática, incluso antes de ser totalmente conscientes de su existencia. Goleman, 1996).
El conocimiento afectivo está muy relacionado con la madurez general, autonomía y la competencia social del niño.
2. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL CONTEXTO FAMILIAR
La personalidad se desarrolla a raíz del proceso de socialización, en la que el niño asimila las actitudes, valores y costumbres de la sociedad. Y serán los padres los encargados principalmente de contribuir en esta labor, a través de su amor y cuidados, de la figura de identificación que son para los niños (son agentes activos de socialización). Es decir, la vida familiar será la primera escuela de aprendizaje emocional.
Por otro lado, también van a influir en el mayor número de experiencias del niño, repercutiendo éstas en el desarrollo de su personalidad. De esta forma, al controlar la mayor parte de las experiencias de los niños, los padres contribuyen al desarrollo de la cognición social.
Partiendo del hecho de que vosotros, los padres, sois el principal modelo de imitación de vuestros hijos, lo ideal sería que vosotros, como padres, empecéis a entrenar y ejercitar vuestra Inteligencia Emocional para que vuestros hijos puedan adquirir esos hábitos.
La regla imperante en este sentido, tal y como dijeran M. J. Elías, S. B. Tobías y B. S. Friedlander (2000), es la siguiente: “Trate a sus hijos como le gustaría que les tratasen los demás”. Si analizamos esta regla podemos obtener 5 principios:
- Sea consciente de sus propios sentimientos y de los de los demás.
- Muestre empatía y comprenda los puntos de vista de los demás
- Haga frente de forma positiva a los impulsos emocionales y de conducta y regúlelos.
- Plantéese objetivos positivos y trace planes para alcanzarlos
- Utilice las dotes sociales positivas a la hora de manejar sus relaciones
Observando estos principios, nos damos cuenta que nos encontramos delante de lo que son los cinco componentes básicos de la Inteligencia Emocional.
- Autoconocimiento emocional.
- Reconocimiento de emociones ajenas
- Autocontrol emocional.
- Automotivación
- Relaciones interpersonales.
Para poder resolver cualquier situación problemática de ámbito familiar, sería aconsejable contestar una serie de preguntas antes de actuar:
1- ¿Qué siente usted en esa determinada situación? ¿Qué sienten sus hijos?
2- ¿Cómo interpreta usted lo que está pasando? ¿Cómo cree que lo interpretan sus hijos? ¿Cómo se sentiría usted si estuviera en su lugar?
3- ¿Cuál es la mejor manera de hacer frente a esto? ¿Cómo lo ha hecho en otras ocasiones? ¿Ha funcionado realmente?
4- ¿Cómo vamos a llevar esto a cabo? ¿Qué es preciso que hagamos? ¿Cómo debemos abordar a los demás? ¿Estamos preparados para hacer esto?
5- ¿Contamos con las aptitudes necesarias? ¿Qué otras formas pueden existir de resolver el problema?
6- Si nuestro plan se topa con imprevistos, ¿qué haremos? ¿Qué obstáculos podemos prever?
7- ¿Cuándo podemos reunirnos para hablar del asunto, compartir ideas y sentimientos y ponernos en marcha para obtener el éxito como familia?

Por otra parte, un estudió demostró los tres estilos de comportamiento más inadecuados por parte de sus padres son:
- Ignorar completamente los sentimientos de su hijo, pensando que los problemas de sus hijos son triviales y absurdos
- El estilo laissez-faire. En este caso, los padres sí se dan cuenta de los sentimientos de sus hijos, pero no le dan soluciones emocionales alternativas, y piensan que cualquier forma de manejar esas emociones “inadecuadas”, es correcta (por ejemplo, pegándoles)
- Menospreciar o no respetar los sentimientos del niño (por ejemplo, prohibiéndole al niño que se enoje, ser severos si se irritan...)
3. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA ESCUELA (consejos)
Si nos detenemos en el tipo de educación implantada hace unos años, podremos observar cómo los profesores preferían a los niños conformistas, que conseguían buenas notas y exigían poco ( de esta forma se estaba valorando más a los aprendices receptivos y los discípulos más que a los aprendices activos).
De este modo, no era raro encontrarse con la profecía autocumplida en casos en los que el profesor espera que el alumno saque buenas notas y éste las consigue, quizá no tanto por el mérito del alumno en sí sino como por el trato que el profesor le da.
También se encontraban casos de desesperanza aprendida, producida por el modo en que los profesores respondían a los fracasos de sus alumnos.
Pero hemos evolucionado, y para seguir haciéndolo tendremos que asumir que la escuela es uno de los medios más importantes a través del cual el niño “aprenderá” y se verá influenciado (influenciando en todos los factores que conforman su personalidad).
Por tanto, en la escuela se debe plantear enseñar a los alumnos a ser emocionalmente más inteligentes, dotándoles de estrategias y habilidades emocionales básicas que les protejan de los factores de riesgo o, al menos, que palien sus efectos negativos.
Goleman, 1995, ha llamado a esta educación de las emociones alfabetización emocional (también, escolarización emocional), y según él, lo que se pretende con ésta es enseñar a los alumnos a modular su emocionalidad desarrollando su Inteligencia Emocional.
Los objetivos que se persiguen con la implantación de la Inteligencia Emocional en la escuela, serían los siguientes:
1. Detectar casos de pobre desempeño en el área emocional.
2. Conocer cuáles son las emociones y reconocerlas en los demás
3. Clasificarlas: sentimientos, estados de ánimo...
4. Modular y gestionar la emocionalidad.
5. Desarrollar la tolerancia a las frustraciones diarias.
6. prevenir el consumo de drogas y otras conductas de riesgo.
7. Desarrollar la resiliencia
8. Adoptar una actitud positiva ante la vida.
9. Prevenir conflictos interpersonales
10. Mejorar la calidad de vida escolar.
Para conseguir esto se hace necesaria la figura de un nuevo tutor (con un perfil distinto al que estamos acostumbrados a ver normalmente) que aborde el proceso de manera eficaz para sí y para sus alumnos. Para ello es necesario que él mismo se convierta en modelo de equilibrio de afrontamiento emocional, de habilidades empáticas y de resolución serena, reflexiva y justa de los conflictos interpersonales, como fuente de aprendizaje vicario para sus alumnos.
Este nuevo tutor debe saber transmitir modelos de afrontamiento emocional adecuados a las diferentes interacciones que los alumnos tienen entre sí (siendo fruto de modelos de imitación, por aprendizaje vicario, para los niños). Por tanto, no buscamos sólo a un profesor que tenga unos conocimientos óptimos de la materia a impartir, sino que además sea capaz de transmitir una serie de valores a sus alumnos, desarrollando una nueva competencia profesional. Estas son algunas de las funciones que tendrá que desarrollar el nuevo tutor:
- Percepción de necesidades, motivaciones, intereses y objetivos de los alumnos.
- La ayuda a los alumnos a establecerse objetivos personales.
- La facilitación de los procesos de toma de decisiones y responsabilidad personal.
- La orientación personal al alumno.
- El establecimiento de un clima emocional positivo, ofreciendo apoyo personal y social para aumentar la autoconfianza de los alumnos.
La escolarización de las emociones se llevara a cabo analizando las situaciones conflictivas y problemas cotidianos que acontecen en el contexto escolar que generan tensión (como marco de referencia para el profesor, y en base a las cuales poder trabajar las distintas competencias de la inteligencia emocional.
Por último, vamos a puntualizar que para que se produzca un elevado rendimiento escolar, el niño debe contar con 7 factores importantes:
- Confianza en sí mismo y en sus capacidades
- Curiosidad por descubrir
- Intencionalidad, ligado a la sensación de sentirse capaz y eficaz.
- Autocontrol
- Relación con el grupo de iguales
- Capacidad de comunicar
- Cooperar con los demás
Y para que el niño se valga de estas capacidades una vez se escolarice, no hay que poner en duda que dependerá mucho del cuidado que haya recibido por sus padres.
De este modo, debemos resaltar que para una educación emocionalmente inteligente, lo primero será que los padres de los futuros alumnos proporcionen ese ejemplo de Inteligencia Emocional a sus niños, para que una vez que éstos comiencen su educación reglada, ya estén provistos de un amplio repertorio de esas capacidades emocionalmente inteligentes.

BIBLIOGRAFÍA
- Elias, M.J., Tobias, S.E., y Friedlander, B.S. (2000). Educar con Inteligencia Emocional. Barcelona: Plaza & Janes.
- Goleman, D. (1996). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.
- Hoffman, L., Paris, S. Y Hall, E. (1995). Psicología del desarrollo hoy. Madrid: Mac Graw-Hill
- Vallés, A. y Vallés, C. (2003). Psicopedagogía de la Inteligencia Emocional. Valencia: Promolibro

martes, 9 de febrero de 2010

¿Cómo Aprenden los Niños?





Los niños aprenden lo que viven.

Si un niño vive con críticas, aprende a condenar.

Si un niño vive con hostilidad, aprende a pelear.

Si un niño vive en el ridículo, aprende a ser tímido.

Si un niño vive con vergüenza, aprende a sentirse culpable.

Si un niño vive con tolerancia, aprende a ser paciente.

Si un niño vive con el aplauso, aprende a confiar.

Si un niño vive con el elogio, aprende a apreciar.

Si un niño vive con seguridad, aprende a tener fe.

Si un niño vive con aprobación, aprende a gustarse.

Si un niño vive con aceptación y amistad,
Aprende a encontrar amor en el mundo.

Comprender el concepto del continuum


Según Jean Liedloff, el concepto del continuum se basa en la idea de que para conseguir el desarrollo físico, mental y emocional óptimo, los seres humanos, especialmente los bebés, necesitan el tipo de experiencia a la que nuestra especie se ha ido adaptando durante el largo proceso de nuestra evolución. Para un niño, esto incluye experiencias como:

Contacto físico constante con su madre (o algún otro cuidador) desde el nacimiento.
Dormir en la cama de sus padres, en constante contacto físico, hasta que la abandona por propia voluntad (habitualmente hacia los dos años).
Amamantar a demanda, respondiendo a las señales que emita el bebé con su cuerpo.
Ser cargado constantemente en brazos o de otra manera (pero siempre en contacto con alguien, normalmente su madre), y que pueda observar (o alimentarse o dormir) mientras la persona porteadora hace sus quehaceres habituales, hasta que el bebé empieza a desplazarse por su propio instinto, arrastrándose o gateando, normalmente a los seis u ocho meses.
Hacer que los cuidadores respondan inmediatamente a las señales del bebé (lloros, quejidos, etc.), sin juzgarlo ni obviar sus necesidades, y sin convertirlo en el centro constante de atención.
Sentir (y satisfacer) sus expectativas de que se trata de un ser social y cooperativo por naturaleza, de sus fuertes instintos de autoconservación, y de que es bien recibido y útil.
En contraste, un bebé sujeto a las prácticas de nacimiento y cuidados de la sociedad occidental normalmente experimenta lo siguiente:

Separación traumática de su madre debido a intervenciones médicas e internamiento en nurseries, en aislamiento físico, excepto por el sonido de otros recién nacidos llorando.
En casa, durmiendo a solas, aislado, a menudo “dejado que llore para que aprenda a dormir”.
Alimentación con horarios, usando el chupete o ignorando los impulsos naturales de necesidad de alimento.
Excluido y separado de las actividades normales de un adulto, relegado durante horas en una guardería, cuna o corralito siendo inadecuadamente estimulado por juguetes y otros objetos inanimados.
Cuidadores que a menudo ignoran, desalientan, desprecian o incluso agreden al bebé cuando llora o muestra de alguna manera sus necesidades; o que, por el contrario, responden con excesivo cuidado y ansiedad, convirtiéndolo en el centro de atención.
El bebé nota (y debe conformarse) que las expectativas de sus cuidadores son que él no es capaz de cuidarse a sí mismo, es antisocial por naturaleza y no puede aprender el comportamiento correcto sin estrictos controles, amenazas y una serie de “técnicas educativas” que minan su proceso de aprendizaje exquisitamente evolucionado.
La evolución no ha preparado al bebé humano para este tipo de experiencia. Él no puede entender porque sus lloros desesperados para cumplir con sus expectativas innatas no se ven satisfechos. Es entonces cuando desarrolla una sensación de estar equivocado y de vergüenza sobre sí mismo y sus deseos. Si, por lo contrario, sus expectativas de continuum son satisfechas, especialmente al principio y con más variación a medida que crece, exhibirá un estado natural de confianza en sí mismo, de bienestar y satisfacción. Los bebés cuyas necesidades de continuum han sido satisfechas durante el principio, en la fase de ir en brazos, crecen con mayor autoestima y se convierten en más independientes que aquellos cuyos lloros han sido insatisfechos por miedo a “malcriarlos” o hacerlos demasiado dependientes.

Aquí citamos algunas partes del libro que definen el concepto del continuum:

"...No es un secreto que los “expertos” no han descubierto como vivir satisfactoriamente, pero cuanto más fracasan, más intentan llevar los problemas bajo la única influencia de la razón y rechazan lo que la razón no puede comprender o controlar."

"Ahora es el intelecto el que realmente nos dicta las órdenes; nuestro sentido inherente de lo que es bueno para nosotros ha sido minado hasta el punto de que apenas somos conscientes de su funcionamiento y no podemos distinguir un impulso original de otro distorsionado."

"...[El determinar que es lo mejor para nosotros] ha sido dirigido durante muchos millones de años por ciertas áreas de la mente infinitamente más refinadas y con mayor conocimiento llamadas instinto. ... [El] inconsciente puede hacer cierto número de observaciones, cálculos, síntesis y ejecuciones simultánea y correctamente."

"...Lo que se entiende aquí como "correcto" es lo que resulta adecuado para el antiguo continuum de nuestra especie, ya que se adapta a las tendencias y expectativas con que hemos evolucionado. Las expectativas, en este sentido, se encuentran tanto en el hombre como en su propio diseño. Sus pulmones no solo contienen aire, sino que puede decirse que son una expectativa de él; sus ojos, una expectativa de luz… [etc.]"

"...El continuum humano también puede definirse como la secuencia de experiencias que corresponde a las expectativas y tendencias de nuestra especie en un entorno consecuente con aquello en lo que esas expectativas y tendencias se formaron. Incluye, además, que las otras personas que forman parte de aquel entorno se comporten y nos traten adecuadamente."

"El continuum de un ser es completo. Sin embargo, forma parte del continuum de su familia, el cual a su vez forma parte del continuum de su clan, comunidad y especie, al igual que el continuum de la especie humana forma parte del continuum de la vida."

"...la resistencia al cambio, que no está en absoluto en conflicto con la tendencia a evolucionar, es una fuerza indispensable para mantener la estabilidad de cualquier sistema."

"Sólo podemos intentar adivinar qué fue lo que interrumpió nuestra resistencia innata al cambio hace algunos miles de años. Lo importante es comprender la importancia que tiene la evolución frente al cambio (sin evolucionar). … [Lo último] reemplaza aquello que es complejo y adaptado con aquello que es más simple y menos adaptado."

"No hay ninguna diferencia esencial entre una conducta puramente instintiva, con sus expectativas y tendencias, y nuestras expectativas igual de instintivas de vivir en una cultura adecuada en la que podamos desarrollar nuestras tendencias y satisfacer nuestras expectativas: en primer lugar, las de recibir un trato preciso en la primera infancia, y más tarde, las de ir experimentando gradualmente una clase de trato más flexible, unas situaciones y una serie de condiciones que permitan que la adaptación pueda, desee y sea capaz de llevarse a cabo."

EL ÁNGEL DE LOS NIÑOS


Cuenta una leyenda de un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios:
Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy.

Entre muchos ángeles escogí uno para tí, que te está esperando y que te cuidará.

Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.

Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.

¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?

- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.

-¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?

Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme.

He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?

Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida.

Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.

Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando.

¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre!. ¿Cómo se llama mi ángel?

Su nombre no importa, tu le dirás: Mamá.


Autor Desconocido